Una pausa, silencio, espera y alegría contenida… fueron cómplice para dar paso a la algarabía, entusiasmo, ruido, abrazos y caras sonrientes en la mañana y tarde de hoy, donde un gran encuentro para iniciar este año escolar se daba cita.
El regreso a este Centro Educativo hoy 20 de Agosto del año 2019, esta matizado por retos y desafíos, para el trabajo con la población que vive con la condición de parálisis Cerebral.
La Fundación Nido para Ángeles inicia la entrega de este nuevo periodo, antecedida por una profunda reflexión desde sus equipos docentes y terapéuticos, que durante el verano, se abocaron a capacitarse para enfrentar el reto que implica un trabajo de calidad con esta población.
Garantizar el derecho a la educación, para niños, niñas y jóvenes en condiciones diferentes, facilitar el acceso sin barreras a la escolarización, requiere de un proceso de valoración, reflexión y propuesta de intervención que tenga en cuenta tanto las características individuales como contextuales para lograr una óptima respuesta educativa.
Requiere de una visión de abordaje diferente en el desarrollo de las dimensiones y competencias del curriculum dominicano, requiere además de las capacidades y/o competencias de educadores/as bien formados, así como de otros profesionales como soporte de apoyo, en áreas específicas, como es el caso de Neurólogos, Fisiatras, Neumólogos, Nutricionista, Psicólogos, Trabajadores Sociales, un amplio personal correspondiente a Medicina Física y Rehabilitación.
Valoración de Inicio
Para determinar con mayor precisión cuáles son las necesidades educativas de un alumno/a con parálisis Cerebral, es importante hacer un estudio pormenorizado en tres ámbitos: Contexto socio-familiar, contexto escolar y situación del propio alumno/a. En el proceso de valoración del contexto familiar y social se detectarán factores que facilitan o dificultan el desarrollo equilibrado del niño/a, para lo cual será necesario elaborar una guía que evalué los ámbitos socio-afectivo, escolar y familiar, desde el punto de vista del entorno donde vive el niño, niña o joven.
Para la valoración del contexto escolar, es preciso reflexionar sobre variables del salón de clases o actividades, generalidades institucionales (instrumentales y organizativas), accesibilidad, distribución de espacio, materiales y equipos con que se cuanta, capacidad del equipo docente, apoyos complementarios de otros profesionales, entre otros.
En cuanto a la evaluación del alumno/a, se valorará el desarrollo general del mismo, su nivel de funcionalidad, su coeficiente intelectual, si ha estado escolarizado anteriormente, sus habilidades para la vida diaria, su nivel de dependencia y/o independencia, el estilo de aprendizaje, motivación, habilidades o forma de comunicación (incidiendo prioritariamente en las áreas de movilidad y comunicación ya que son condicionantes de gran importancia), apoyo familiar, expectativa de la familia en relación a la educación escolar del niño, niña o joven, su capacidad de respuesta, capacidad o grado de socialización, entre otras.
Esta evaluación y valoración inicial, aportará datos decisivos para organizar la respuesta educativa más oportuna, al proporcionar información como, qué tipo de actividades puede hacer el niño, niña o joven y cómo abordarlo. Qué instrumentos, materiales o equipos pueden mejorar su ejecución, qué tipo de estrategias de aprendizaje aportaran más beneficios, qué condiciones son más favorables, entre otras.
Los equipos de profesionales que evalúan al niño, niña o joven, deben compartir la información recopilada con el /la educador/a, terapeutas y otros, que trabajaran o que tendrá a su cargo este alumno/a, ya que la información recogida, será de gran ayuda para tomar las mejores decisiones pedagógicas, dentro del programa que desarrolla el Centro Educativo.